LA GERENCIA PÚBLICA PERUANA DEBE SER MODERNIZADA URGENTEMENTE !

Nos encontramos en un proceso de elecciones generales para cambio de gobernantes, lo cual conlleva la oportunidad de efectuarse urgentes cambios en la gerencia o gestión pública nacional.

Todos los que hemos trabajado en el sector público sabemos la importancia de brindar un buen servicio a la ciudadanía:  oportuno, eficiente y amable. Sin embargo, con el pasar de los años, más son los casos de deficiencia, lentitud y maltrato a los ciudadanos, sin contar los temas de corrupción.

La gerencia pública de una nación es fundamental para la colectividad o población, por ello debe planificarse y organizarse debidamente. Hay que relacionar las políticas públicas con planes, programas y presupuestos viables, bien elaborados.

Pero, además requiere un tema decisivo "escoger los cuadros gerenciales" para dirigir cada ministerio, sector y sistema administrativo. Es indispensable seleccionar cuadros gerenciales competitivos, éticos y con experiencia en la gestión pública, desprovistos de cualquier influencia política ú otros intereses. 

Si bien el Estado debe administrar el país, hay que efectuarlo con gerentes públicos bien elegidos y con reglas claras de trabajo. Es necesario que el sistema SERVIR cumpla su rol estratégico debido, incluyendo la capacitación obligada que deben seguir  los funcionarios y servidores en la Escuela Nacional de Admnistración Pública. Una modificación importante es, reducir los cargos de confianza, quedando los mismos sólo al primer nivel organizacional.

Lo señalado anteriormente, significa que exista una real carrera administrativa con personal de carrera que mantengan la calidad y oportunidad de los servicios públicos, al margen de los continuos cambios en los llamados "cargos de confianza"(cargos politizados).

Otra modificatoria importante a sugerir es, que los gerentes públicos de carrera sean evaluados periódicamente contra objetivos logrados y verificados, lo cual coadyuve a una eficiente gestión pública.

Una modificatoria más a sugerir es el nivel de control y supervisión que debe adoptarse. No basta con emitirse leyes, normas o directivas, debe fiscalizarse su correcta aplicación, incluyendo las sanciones pertinentes.

Lo último se relaciona con una disposición de soporte, modificándose la norma respectiva: funcionario o servidor público que se le compruebe un acto de corrupción de cualquier nivel, queda automáticamente separado y destituído del cargo, no pudiendo retornar a la administración pública en un período no menor a veinte (20) años e independiente de las acciones penales correspondientes.

Los códigos de ética deben ser relanzados y difundidos a todo nivel, como una acción educativa y preventiva, por lo tanto el funcionario y servidor público está claramente avisado de lo que está o no permitido.

El tema de selección de personal es fundamental, elegir gerentes públicos con título profesional, experiencia y trayectoria sin antecedentes negativos (judiciales, penales o administrativos). En el caso del personal administrativo (no de confianza) debe existir una adecuada selección, idónea y fundamentada.

La influencia política no puede seguir afectando y corrompiendo (en su gran mayoría) la gerencia pública peruana; no es posible que se tenga que invertir numerosos millones de soles en efectuar el control interno a Gobernadores, Alcaldes y otras autoridades, cuidando que administren bien y no malversen sus recursos, sobretodo los económicos financieros. Dicha inversión podría servir mejor para la construcción de incrementar escuelas, postas médicas, carreteras y otras necesarias obras públicas a nivel nacional. 

Tampoco no debe permitirse que dichas autoridades reciban un presupuesto y no lo inviertan en satisfacer las necesidades de cada lugar del país (incapacidad de gestión). Vale decir, hay que corregirse dos grandes defectos actuales de gestión pública:  malversación o apropiación ilícita de recursos o incapacidad de utilizarlos en las obras públicas. Incluso puede modificarse el código penal, donde se considere un delito probado de corrupción como una clara traición a la patria.

Se reitera, son evidentemente más las autoridades del Estado que vienen mostrando improvisación, corrupción e incapacidad en su gestión pública, lo cual afecta directamente a la ciudadanía de cada lugar en el país.

Han sido exiguos los casos donde dichas autoridades han podido cumplir eficiente y éticamente con sus responsabilidades como compromisos con sus colectividades respectivas.

Debe evitarse las consecuencias y especialmente los costos de una deficiente gestión los que al final, son asumidos por toda la ciudadanía. Ergo, se requiere seleccionar idóneamente a gestores y/o gerentes públicos que garanticen un positivo funcionamiento de todas las instituciones públicas, logrando un crecimiento y desarrollo económico y social, todo lo cual redunde en mejorar los niveles de la calidad de vida de la población en general.

Una recomendación final es que se active adecuadamente la modalidad gerencia por proyectos, que se formen especialistas y se asignen a cada región o municipalidad. Obviamente, siempre con la supervisión constante y control concurrente de la Contraloría General de la República (labor clave).

Se reafirma, estamos próximos a un nuevo cambio de gobierno, por lo tanto la oportunidad de optimizar la gestión pública es urgente, hay que modernizar el Estado de una manera técnica, racional y orientado a un  plan estratégico nacional correspondiente. 

No es posible que no sabemos adonde queremos llegar a 5, 10 o 15 años, no hay visión de país, lo cual es sumamente lamentable. Hay que restaurar la planificación global y que ésta se cumpla, independiente de los gobernantes de turno.

El Estado debe trabajar coordinadamente con el sector privado, pero bajo reglas y calidad del servicio público del primero de los nombrados. Los que hemos observado varios gobiernos (en los últimos 45 años) se han visto tres (3) lamentables constantes: improvisación, deshonestidad y cortoplacismo, lo cual afecta toda gestión pública. Hay honrosas exepciones, pero muy pocas.

Como ciudadano peruano, profesional y especialista en gerencia pública nos preocupa mucho éste tema, especialmente por el país que estamos dejando a nuestros hijos y nietos, por el futuro del Perú y sobretodo, por la evidente falta de un auténtico compromiso de la mayoría de gobernantes, con nuestra querida patria.

Les renuevo mi sincero saludo, a seguirse cuidando de la pandemia.

Dr. Leonardo Velarde Dávila.

01 de mayo del 2021.