GESTIÓN PÚBLICA: IDEOLOGÍAS NO, GESTIÓN EFICAZ SI !!
Como profesional y como cualquier ciudadano peruano, tengo el deber y derecho a opinar sobre el liderazgo y sus resultados en la administración y gestión pública actuales, que influye y/o afecta a toda la población. No se trata de politizar el tema, sino de analizarla objetiva y profesionalmente lo que se viene gestionando y sus resultados en éstos cien (100) primeros días de la administración actual.
Sé es muy consciente que nuestro país viene experimentando diversos gobiernos con más errores que aciertos, justamente por la prevalencia de los intereses de grupos sobre el interés nacional, lo cual distorsiona por completo una productiva y transparente gestión pública, que todo el país hace tiempo anhela y merece.
En un ensayo anterior traté el tema, hoy lo vamos enfocar en base a otras dos aristas: el liderazgo y la gestión por resultados a nivel nacional; en principio, lo técnico es importante e indispensable para gestionar, acompañando a las políticas públicas, es un bionomio. Pero, hay un factor que viene distorsionando peligrosamente dicho binomio, la llamada ideologización de la gestión pública.
Cuando se aplica ese tipo de conceptos y prácticas de la ideología, el esquema de trabajo se altera y distorsiona, hay que trabajar con un modelo real, propio y especialmente orientado a un objetivo final invariable: el bienestar general de todo el país, de una manera claramente inclusiva.
Existe una falta muy lamentable de liderazgo del primer cargo de la nación, no hay liderazgo generando automáticamente incertidumbre, desconfianza y un serio malestar general. Cuando uno asume un cargo, justamente es para liderar el proceso, la gestión y sus resultados. Sino hay un liderazgo, tampoco hay visión, no sabemos hacia dónde vamos como país, siendo ello altamente preocupante.
El liderazgo no se dice, se hace o aplica diariamente. Por lo tanto, la persona que ocupa el primer cargo de la nación debe asumir el cargo indispensablemente con un claro liderazgo hacia sus colaboradores, hacia otros poderes del Estado y especialmente hacia toda la ciudadanía. Debe rodearse de expertos y asesores multidisciplinarios actualizados, éticos y con un alto compromiso en su rol.
El Estado es una gran organización, es un gran sistema a nivel nacional que debe liderarse y administrarse con una evidente dedicación, alta responsabilidad y profesionalismo, ello incluye gestionar dentro del país y su permanente interrelación con el ámbito internacional o mundial, el sentido de globalización no puede estar ausente (los TLC, intercambios tecnológicos, acuerdos comerciales, bilaterales y otros).
Dentro de dicho marco, debe gestionarse públicamente para obtenerse resultados, solucionar los problemas nacionales y no dejar de proyectarnos (trabajar con una planificación global). Los problemas urgentes abordarlos con un plan de emergencia a uno o dos años, pero concatenado a un plan nacional de desarrollo articulado con todos los sectores del país, maestro o estratégico a 5, 10 y 20 años.
Igualmente, se amerita evitar la demagogía, la ideologización y politiquería que tanto ha afectado a nuestro país. La gestión eficaz incluye una verdadera descentralización con gobernadores idónea y pulcramente seleccionados por un concurso público y no por elecciones. Se ha demostrado que hay mucho error al elegir los gobernadores, hay una lista extensa de casos de corrupción y denuncias judiciales por malos manejos así como apropiación ílicita de los recursos que envía el gobierno central.
Igualmente, se debe exigir a los gobernadores de cada región el cumplimiento de objetivos y metas asi como presupuestal a un indicador no menor al 85 % de avance ó exito. Vale decir, trabajar por objetivos y resultados. Dichos gobernadores deben ser evaluados en su gestión triplemente: por la Presidencia del Consejo de Ministros y la dependencia que los seleccionó (Servir), además de la propia Contraloría General de la República aplicando los tres tipos de controles: previo, concurrente y posterior, enfatizando el segundo de los nombrados.
La normatividad debe perfeccionarse y/o actualizarse para exigirse requisitos al postular a Gobernadores, Alcaldes, Ministros y Congresistas. Habrían siempre elecciones (menos en el primer caso) pero previo filtro objetivo e imparcial de un organismo técnico que pueda verificar o sustentar la idoneidad profesional, moral o ética y la trayectoria de cada postulante. A lo anterior, se añade que al no cumplimiento del 85 % mínimo de objetivos cumplidos, el funcionario o gestor público es separado del cargo e ingresa el segundo, en el orden de mérito del proceso de selección respectivo (caso los gobernadores regionales). Con la experiencia y análisis de éste grupo, podrá hacerse extensivo a los otros grupos mencionados, si el caso lo justifica. Además, los cargos de confianza en el sector público deben reducirse sólo a los Ministros, Vice-Ministros y Jefes de Organismos Públicos, en todos los demas cargos es necesario que sean de carrera administrativa para asi garantizar el servicio público y no sufrir intermitencias o incertidumbres ante los cambios de autoridades o de gobierno. Hay que recordar que trabajar en el servicio civil es una especialidad profesional y de un evidente contenido social, que requiere una amplia vocación de servicio, hecho que debe saber valorarse y administrarse, evitando ingerencias políticas o ideológicas.
La gestión pública se orienta al interés nacional, a las necesidades del país, no a una ideología política o social, ello es indispensable si queremos efectuar una gestión pública eficiente, confiable y no corrupta. No tratamos de sugerir un modelo perfecto pero sí el más productivo y efectivo, un sistema gerencial público eficaz por encima de todo, donde se compruebe la evolución positiva del país y su orientación enfática a un desarrollo auténtico y sostenible.
Al finalizar, haremos el paralelo de lo que debemos aplicar: profesionalismo, eficacia, meritocracia y ética en la gestión pública. Y lo que no debemos aplicar o hay que evitar: ineptitud, improvisación, corrupción e ideologízación. Todo ello, debe basarse en que tanto los funcionarios públicos y la propia ciudadanía aporten a la generación de empleo, la cultura de la salud, así como la mejora de la calidad educativa, como ejes para un desarrollo económico, social y ambiental de la población. Se recomienda aplicar un modelo progresista democrático, que posibiliten la justicia social, la equidad en brindarse oportunidades para todos y una plena meritocracia, buscando que las personas se desarrollen y contribuyan al progreso de la nación (siempre orientado a un proyecto - visión país) y en un contexto de libertades razonables, controlando todos los excesos o aplicaciones erráticas.
Un último alcance, la ciudadanía en general y las empresas deben colaborar (formalizarse, pagar sus impuestos y vigilar la calidad de los servicios públicos que recibe) no deben esperar todo del Estado, sin aportar sus tributos. El compromiso es y debe ser de todos, así de claro e indispensable.
Un saludo afectuoso, estimados lectores.
Dr. Leonardo Velarde Dávila.
01 de noviembre del 2021.